lunes, 27 de septiembre de 2010

La Historia De La semana

EL CONJURO DEL AMOR

Una vez, un guerrero indígena muy respetado y la hija de una mujer que había sido matrona de la tribu, se enamoraron. Se amaban profundamente y habían pensado en casarse, para lo cual tenían el permiso del cacique de la tribu.


Pero antes de formalizar el casamiento fueron a ver al brujo, un hombre muy sabio y muy poderoso, que tenía elixires, conjuros, y hierbas increíbles, para saber si los astros estaban a su favor, si los Dioses los iban a proteger.

El brujo les dijo que ellos eran buenos muchachos, jóvenes y que no había ninguna razón para que los dioses se opongan.

Entonces ellos le dijeron que querían hacer algún conjuro que les diera la formula para ser felices siempre... El brujo les dijo: "Bueno, hay un conjuro que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos, porque es bastante trabajoso".

"Sí, claro", le dijeron.
Entonces el brujo le pidió al guerrero que:
1) escale la montaña más alta


2) busque allí al halcón más vigoroso,


3) el que vuele más alto,


4) el que le parezca más fuerte,


5) el que tenga el pico más afilado,


6) y que vivo, se lo traiga.



Y el brujo le dijo a ella:

1) a ti no te va a ser tan fácil:


2) vas a tener que internarte en el monte


3) buscar el águila que te parezca que es la mejor cazadora,


4) la que vuele más alto,


5) la que sea más fuerte,


6) la de mejor mirada,


7) vas a tener que cazarla sola, sin que nadie te ayude y vas a tener que traerla viva aquí.



Cada uno salió a cumplir su tarea. Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al brujo: "¿Ahora qué hacemos? ¿Las cocinamos? ¿Las comemos? ¿Tomamos su sangre?... ¿Qué hacemos con ellas?"


El brujo les dijo: "Vamos a hacer el conjuro, que se llamará “EL CONJURO DEL AMOR”... ¿Volaban alto?"



"Sí", le dijeron.


El brujo preguntó a ambos: "¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes?


"Sí", contestaron.

"Muy bien", dijo el brujo, "Ahora átenlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen".....

Entonces el águila y el halcón comenzaron a tropezarse, intentaron volar, pero lo único que lograban, era revolcarse en el piso y se hacían daño mutuamente, hasta que empezaron a picotearse entre sí.

El brujo de la tribu les dijo: "Este es el conjuro: si ustedes quieren ser felices para siempre:

"VUELEN INDEPENDIENTES Y JAMÁS SE ATEN EL UNO AL OTRO..."
 "PORQUE EL AMOR ES EL VUELO DE DOS LIBERTADES"
"DOS CORAZONES QUE SE ACOMPAÑAN"

jueves, 16 de septiembre de 2010

Poema: Todo Tuyo de Darío Jaramillo Agudelo








Todo tuyo siempre todavía.

Tuyo todo por siempre hasta hoy y luego,

tuyo siempre porque para ser lo necesito,

siempre todo tuyo,

siempre aunque siempre nunca sea,

todo íntegro tuyo siempre y hasta ahora

más el próximo nuevo instante cada vez.

Con todo el tiempo el mundo a nuestro alcance,

todo el tiempo del mundo que es igual a la próxima noche,

todo tuyo siempre todavía.

Seguro de sobrevivir mañana tuyo,

siempre tuyo desde hoy en cada mañana de mañana.

Enamorado de ti, siempre y ahora, sin recuerdos,

en presente siempre amándote,

eternamente tuyo,

todo tuyo siempre todavía.



lunes, 13 de septiembre de 2010

La Historia De La semana

Un Cuento Chino Sobre La Honestidad

Se cuenta que por el año 250 AEC, en la China antigua, un príncipe de la región norte del país, estaba en vísperas de ser coronado emperador, pero de acuerdo con la ley, debía estar casado.



Sabiendo esto, resolvió hacer una competencia entre las doncellas de la corte que se hallasen dignas de su propuesta. Al día siguiente, el príncipe anunció que ofrecería una celebración especial para las pretendientes al puesto y allí les lanzaría un desafío.


Una vieja señora, sierva del palacio por muchos años, oyendo los comentarios sobre los preparativos, sintió una ligera tristeza, pues sabía que su joven hija guardaba un sentimiento profundo de amor por el príncipe. Al llegar a casa y relatarle los planes del príncipe, se asombró al saber que ella pretendía ir a la ceremonia, indagando incrédula preguntó: Hija mía, ¿qué es lo que harás allí? Estarán presentes las más bellas y ricas doncellas de la corte, por favor sácate esa idea de la cabeza, yo sé que debes estar sufriendo, pero no conviertas el sufrimiento en locura.


La hija respondió: No querida madre, no estoy sufriendo y mucho menos estoy loca, yo se que jamás podré ser la escogida, pero es mi oportunidad de estar cuando menos algunos momentos, cerca del príncipe y esto ya me hace feliz. Por la noche, la joven llegó al palacio y en verdad, allí estaban las más bellas chicas, con las más bellas ropas, con las mas bellas joyas y aun más, con las más determinadas intenciones. Finalmente, el príncipe anuncio el desafío: Les daré a cada una de ustedes una semilla, y aquella dama que dentro de seis meses me traiga la más bella flor, será escogida como mi esposa y futura emperatriz de China.

La propuesta del príncipe no se desvió de las profundas tradiciones de aquel pueblo que valorizaba mucho la especialidad de cultivar algo, ya fuesen costumbres, amistades, relaciones, etc. El tiempo pasó y la dulce joven, que no tenía mucha habilidad en las artes de jardinería, cuidaba con mucha paciencia y ternura su semilla, pues sabía que si la belleza de la flor surgiese con la misma extensión de su amor, ella no necesitaría preocuparse con el resultado. Pasaron tres meses y nada surgió.


La joven intentó de todo, usando todos los métodos conocidos de cultivo, pero nada había nacido. Día tras día ella veía cada vez más lejano su sueño y cada vez más profundo era su amor. Por fin, los seis meses pasaron y nada había brotado... Consciente de su esfuerzo y dedicación, aquella joven le informó a su madre que independientemente de las circunstancias, iría al palacio en la fecha y hora acordadas, pues no pretendía nada más que algunos momentos cerca de la compañía del príncipe. En la hora marcada, estaba allí ella y las demás pretendientes, sólo que su vasija estaba vacía y las otras jóvenes pretendientes, tenían todas flores bellísimas variadas en formas y colores. Ella estaba admirada, nunca había visto tan bella escena. Finalmente, llegó el momento esperado y el príncipe observa la vasija de cada una de las pretendientes con mucho cuidado y atención. Después de pasar por todas, una por una, anuncia el resultado e indica que aquella bella joven, la hija de la sierva del palacio sería su futura esposa.

Los presentes tuvieron las más inesperadas reacciones ... Nadie comprendía por qué había escogido justamente aquella que nada había cultivado. Entonces el príncipe les aclaró: Esta fue la única que cultivó la flor que es digna de ser convertida en mi emperatriz. La flor de la honestidad, pues todas las semillas que les había entregado eran estériles.

 Si para vencer, debes poner en juego tu honestidad...pierde....ya que siempre serás un vencedor.